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The City of Mud´s Streets

1 review of The City of Mud´s Streets

Walking through the maze of winding...

Pasear por el intrincado laberinto de...

Pasear por el intrincado laberinto de sinuosas callejuelas que componen el casco urbano de Djenné es adentrarse en la vida más intima de la vieja ciudad de barro que cuenta con más de 12 siglos de historia a sus espaldas. Las casas, al igual que la Gran Mezquita, están construidas en adobe y como esta, han sido erigidas con gran maestría, heredada según nos cuentan de los primitivos fundadores de la ciudad, los banis, que de generación en generación han ido transmitiendo sus conocimientos y su buen hacer. Al igual que la gran Mezquita, año tras año las casas necesitan ser revocadas para cubrir los desperfectos causados por las lluvias torrenciales. El conglomerado de casas y calles se abigarra entorno a la Gran mezquita y está rodeado de una muralla de la que apenas quedan restos en pie, el barro es demasiado efímero para perdurar a lo largo de los siglos y la nula necesidad de mantener en pie las defensas de la ciudad ha provocado su deterioro y abandono. ¡Una lástima! Las calles de Djenné carecen de un sistema de alcantarillado soterrado por lo que las miserias humanas corren libremente sobre la superficie de la ciudad, a pesar de ello, la sensación de limpieza es absoluta. La cercanía de las casas y el material del que están construidas proporciona una agradable sensación de frescor lo cual es de agradecer en las horas en las que el sol aprieta con más fuerza. Destacan en algunas fachadas los suntuosos portalones adornados con columnas y los dinteles de madera en las ventanas. Dando un garbeo por los oscuros y sombríos barrios de la ciudad nos encontramos las puertas de las casas abiertas y somos invitados amablemente a penetrar en el interior de las viviendas en la cuales podremos contemplar la vida cotidiana de sus moradores, las mujeres afanadas en un trabajar constante y rutinario moliendo y cribando el mijo y los hombres disfrutando de la sombra y frescor que proporcionan las paredes de adobe. Accedemos a la azotea de las casas y observamos como hasta donde nos alcanza la vista estas son utilizadas como improvisados tendederos en los que la ropa seca con gran rapidez. Desde estos privilegiados miradores contemplamos el que hacer diario de las mujeres ya que normalmente las viviendas poseen un patio central abierto que se puede contemplar perfectamente desde la parte superior de la vivienda…Disfrutamos igualmente con la vista omnipresente de la Gran Mezquita y contemplamos en silencio el trajín diario de los habitantes de Djenné….
Walking through the maze of winding streets that make up the town of Djenne is go into the intimate life of the old mud city with over 12 centuries of history behind it. The houses, like the Great Mosque, are made of adobe as this, have been erected with great skill, as we have inherited from the early founders of the city, the banis, the generations that have been passed on their knowledge and good work. Like the Great Mosque, year after year the houses need to be reversed to cover the damage caused by torrential rains. The conglomerate is mottled houses and streets around the Grand Mosque and is surrounded by a wall of which little remains standing, the mud is too ephemeral to endure over the centuries and no need to keep up the defenses of the city has caused deterioration and abandonment. A pity! The streets of Djenne lack an underground sewer system so human miseries run freely on the surface of the city, in spite of this, the sense of absolute cleanliness. The proximity of the houses and the material they are constructed provides a pleasant sensation of freshness which is appreciated in the hours when the sun gets harder. Outstanding in some sumptuous facades ornate gates with columns and wooden lintels on the windows. Taking a walk around the dark and sombre areas of the city we found the doors of the houses open and kindly invited us to penetrate into the interior of the houses in which we can see the daily life of its residents, women working busily on a constant grinding and screening routine millet and men enjoying the cool shade provided by adobe walls. Access the roof of the houses and observe as far as the eye can see us here are used as makeshift clotheslines where dry clothes very quickly. From this privileged vantage contemplate the daily do women and households usually have an open central courtyard that can be seen clearly from the top of the house ... enjoy equally with the pervasive view of the Great Mosque and watched silently daily grind of the inhabitants of Djenné ....
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